Experiencias vividas con botellas incendiárias soviéticas (en este documento denominadas como "cocteles Molotow") contra vehículos acorazados recogidas en un breve informe redactado por el Panzer-Regiment 21 (subordinado a la 20. Panzer-Division)

Puesto de Mando del Regimiento, 8.11.1941

Panzer-Regiment 21
Abt. Ia






Asunto: Experiencias con botellas incendiárias rusas (cóctel Molotow)

En referencia a: 20.Pz.Div. Abt.Ia del 31.10.1941

Dirigido a: 20. Panzer-Division




Las experiencias de las que dispone el Regimiento en relación a botellas incendiárias se limitan a solo unos pocos casos en los que los carros de combate fueron atacados mediante cócteles Molotow.

Las botellas lanzadas contra los blindajes traseros de los carros de combate no han afectado a los motores. En un caso concreto un carro de combate mantuvo su marcha durante tres cuartos de hora tras haber sido atacado en esta zona con el líquido inflamable. Ha sido llamativo el intensivo y penetrante olor que a través de las aperturas de visión de la torreta se ha infiltrado en el interior del compartimento de combate del carro de combate. Los vidrios Kinon de los visores son resistentes al líquido inflamable, no habiendo sido estos afectados por él. La experiencia ha demostrado que al impactar la botella incendiária contra el carro de combate, si este mantiene su marcha y no se detiene, el líquido inflamado se propaga hacia detrás en dirección al viento de marcha, impidiéndo así que el fuego alcance el interior del vehículo o pudiese dañar su blindaje. Una vez el líquido ha sido inflamado sus efectos nocivos se disipan de forma lenta y progresiva. Combatir el líquido inflamado con agua es inútil. Incluso tras haber transcurrido largo tiempo desde el ataque puede durante la noche vislumbrarse un débil brillo luminoso en las superfícies afectadas, superfícies que si en este estado son solo ligeramente friccionadas comienzan a arder inmediatamente de nuevo.

Los efectos del líquido inflamable sobre el cuerpo humano son tambien nocivos cuando éste ya no arde. En las zonas que entran en contacto con el líquido se forman pequeñas manchas que corroen la piel y provocan graves quemaduras purulentas.

Mediante extintores y arena ha sido posible sofocar el fuego en las superfícies atacadas. Los residuos han podido ser elimiandos por completo mediante cloruro de cal.